Un estruendo resuena en la calle. Es medianoche. No sé qué hora es. Dormía, pero con el estruendo, me desvelo. Intento volver a dormir. No lo consigo.
Me levanto. Voy al baño. Luego a la cocina. Abro la nevera y bebo un vaso de agua bien fría. Vuelvo al cuarto y me acuesto. Doy vueltas en la cama. Me tapo y me destapo. Me vuelvo a tapar. Giro y vuelvo a girar. El desvelo me atrapa.
La curiosidad me puede. Me asomo a la ventana. No veo nada extraño. Sólo coches aparcados a ambos lados de la calle. La suave brisa agita las hojas del árbol. Es lo único que escucho.
Ahora un par de coches pasan por la avenida.
El semáforo de la esquina impregna intermitentemente de color verde o rojo la luz anaranjada de las farolas que iluminan la calle. Y mientras hipnotizada me distraigo con esos cambios de tonalidad, comienza a sonar de nuevo la alarma. No tarda mucho en llegar un coche de policía. Abren ambas puertas delanteras y descienden ágilmente del vehículo dos agentes. Y desaparecen de mi campo de visión, bajo mi ventana.
Se oyen cristales rotos y una conversación inaudible.
Miro hacia los edificios de enfrente. En varias ventanas hay personas asomadas. Desveladas y curiosas como yo.
Vuelvo a la cama. El desvelo me libera. Logro conciliar el sueño.
Es de día. Los sonidos que entran por la ventana no son cotidianos. Me asomo, pero nada llama mi atención.
Me voy a la ducha. Me visto. Preparo café y una tostada. Bebo el café mientras como la tostada con la radio de fondo. Me lavo los dientes y salgo a la calle.
Una foto en el suelo. Un cristal roto en pedazos. Ventanas y hojas en el reflejo. Un escaparate que ahora no es tal. Un plástico translúcido.
Esta vez justificado, pero al fin y al cabo un desvelo nocturno más.
* Las FOTOGRAFICCIONES son una combinación de fotografías + relatos de ficción, y por tanto los protagonistas de las fotografías no son los protagonistas de los relatos.